Tras la pandemia por Covid, algo parece haber cambiado en la conducta de algunas personas. De un modo u otro, ya nada es igual que antes. El entorno se ha vuelto un tanto más hostil, no apto para inocentes.

Alucinaciones, gamberradas, salvajadas y otra serie de incidencias desconcertantes o situaciones rocambolescas, a veces extremas, pueden suceder en nuestras carreteras, tanto por el hartazgo, la demencia o temeridad de algunos conductores como por las reacciones imprevisibles de los viandantes con los que se cruzan. En definitiva, el placer de despreciar las normas más elementales de la seguridad vial.

Aunque las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado intentan, por todos los medios, acabar con el caos desatado y restablecer el orden, la tarea no resulta tan fácil, ya que el virus ha afectado a todos por igual…

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