En la teoría de “una cámara guiada por la mente”, nada más interesante que dejarse llevar por la hipotética posibilidad de viajar en el tiempo, tal vez de la mano de la inteligencia artificial y recorrer, por ejemplo, un período como la Edad Media (siglos V a XV) pero, sobre todo, la época más gloriosa en cuanto a gestas se refiere, es la comprendida entre los siglos XII a XIV.
Entre la realidad y la ficción podemos lograr el visionado de algunos ilustres guerreros y famosos caballeros. Imágenes que describen una vida de lucha, “sacrificio, honestidad, honor…”, como valores y virtudes entre la historia y la leyenda. Los mejores llevaban armadura, como signo distintivo y montaban a caballo, jinetes acorazados que se impusieron en los campos de batalla. Alrededor de sus figuras surgieron evocaciones artísticas de todo tipo, literarias, como el género de la novela caballeresca y musicales, que ensalzan el valor de caballeros misteriosos y heroicos, entre cuyas cualidades debían contar con: la cortesía, educación, honestidad, lealtad y largueza en la generosidad. Además del ejercicio de las armas, tenían otras aficiones, como la caza y el ajedrez, así como el gusto por la literatura.
Cabe destacar, entre otros, a Folco, sobrino de Girart de Roussillon (mediados del S. XII); Godofredo de Bouillon (hacia 1060-1100), uno de los principales dirigentes de la primera cruzada en la conquista de Jerusalén, como defensor del Santo Sepulcro; El Caballero del Cisne, un mito en vida (véase el Dolopathos), abuelo materno de Godofredo, quien inspiró al propio Wagner a componer la ópera de Loheim en 1850; Guillermo el mariscal (hacia 1145-1215), considerado el mejor caballero del mundo, modelo de virtudes caballerescas, apasionado de los torneos, donde demostró el valor y la búsqueda de la fama, no la fortuna, de quien se dice que logró descabalgar a más de medio millar de adversarios durante más de una década. Maestro de armas y el más fiel vasallo que pudieron tener los reyes de Inglaterra, como Ricardo Corazón de León, Juan sin Tierra y Enrrique III. Por último, incluiría a Ulrich von Liechtenstein, el caso más significativo conocido, no sólo por sus hazañas militares, sino por su faceta de poeta y trovador. Quedó inmortalizado en las páginas de uno de los códigos caballerescos más importantes conservados hoy día, el Codex Manesse.
Obtenido de:
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/caballeros-medievales-entre-historia-y-leyenda_16104
Convencionalmente, el fin de este período se sitúa en 1492, con el descubrimiento de América.
Entre los ilustres personajes que pueden reconocerse en algunas de estas imágenes recreadas (hay que señalar que los escenarios no se corresponden fielmente a los acontecimientos históricos de los personajes representados) podemos encontrar caballeros templarios, teutónicos o de las órdenes de Calatrava y Hospitalarios, de nacionalidades inglesa, francesa, alemana y española, fundamentalmente. Entre los nombres propios: El Príncipe Negro (Eduardo de Woodstock), Ricardo Corazón de León, Sir John Codrington, abanderado de Enrrique V, de Iglaterra; Bertrand du Guesclin, Francia; Jaime I de Aragón y Don Álvaro de Luna, de España. He querido culminar la serie con los Reyes Católicos, quienes cierran este período histórico.